No siempre los periodistas tenemos la oportunidad de mirar nuestra propia provincia con ojos de viajeros. Esta vez sí: un grupo de ocho colegas de la costa y el valle chubutense dejamos por unos días la rutina de redacciones y micrófonos para sumergirnos en una experiencia distinta, compartida e intensa.
El motivo fue la Fam Press “De la Costa a la Cordillera”,organizada por el Ministerio de Turismo provincial. El nombre puede sonar técnico, pero lo que vivimos va mucho más allá: fue la posibilidad de cruzar Chubut de este a oeste, descubrir rincones, escucharlos la voz de sus protagonistas y, sobre todo, encontrarnos entre colegas de distintas localidades para contar lo que tenemos en común: un territorio vasto y diverso, con un potencial turístico que sorprende incluso a quienes nacimos aquí.
Tres días, mil paisajes
Fueron tres días en los que el reloj dejó de marcar horas y se midió en experiencias.
Para comenzar nuestro tour en la cordillera nos esperó la Ruta Galesa, con las Cascadas de Nant y Fall; también un alto en el histórico El Molino Harinero Nant Fach, donde la tradición se conserva en cada detalle.
Ya en nuestra última excursión llegamos al Parque Nacional Los Alerces que nos recibió con la solemnidad de sus bosques. El recorrido en catamarán por el lago Menéndez desde Puerto Chucao junto a la empresa Safari Lacustre nos llevó, tras una caminata larga y silenciosa, al encuentro con los alerces milenarios. Difícil poner en palabras lo que significa estar frente a un árbol que carga más de 2.600 años de historia.

Por supuesto que previo a esto no faltó la magia del viaje en La Trochita, ese tren que parece detener el tiempo, ni la visita Viñas de Nant y Fall, donde la tierra patagónica vuelve ambicioso al paladar.
✨Gastronomía, cielos y raíces
En el camino probamos vinos locales, alfajores artesanales y platos preparados por emprendedores que trabajan con pasión en cada rincón de la provincia. Nos alojamos en Nawal Glamping —un emprendimiento pionero en la cordillera— y en las cabañas de Arroyo Escondido, una estadía que combinó calidez y paisaje.
Hubo también espacio para mirar el cielo. En una noche de luna llena, telescopios en mano, vivimos una experiencia de astroturismo que nos recordó que, aunque el molino esté en la tierra, también gira con el universo.
Sin dudas este fue un viaje que trascendió lo turístico, porque mas allá de las postales, unió a tres actores fundamentales: el sector privado, representado en cada emprendimiento que visitamos; el sector público, a través de la invitación del Ministerio de Turismo y Áreas protegidas de la Provincia; y los medios de comunicación, que funcionamos como nexo para transmitir la importancia de ese trabajo conjunto. Una muestra de que el turismo crece cuando se construye entre todos.
Volvimos con la cámara cargada de imágenes, pero sobre todo con la certeza de que contar lo que vimos es también una forma de cuidarlo y de invitar a otros a mirar a Chubut con ojos nuevos.
En las próximas publicaciones vamos a compartir más en detalle cada recorrido, para que descubran por qué este destino merece estar en la lista de una próxima escapada