En 1813 se declaró fiesta cívica a la fecha. Fue un feriado que no estaba asociado a una efeméride religiosa. El gobierno decidió recordar a la Primera Junta de Gobierno a lo grande y durante casi durante una semana la Plaza de Mayo fue el epicentro de la celebración.
La consigna era la de dejar el sombrero en casa y llevar un gorro rojo, símbolo de la libertad. Así debían hacerlo todos los invitados a los festejos la noche del 24 de mayo de 1813 por el tercer año del gobierno. La exigencia era tanto para hombres como para mujeres. De esa manera fueron al teatro provisional, ubicado donde hoy está el cruce de Reconquista y Perón, a la función donde se representó la tragedia de Julio César.
Las autoridades dispusieron que el aniversario se celebrase como una gran fiesta nacional “que ha de transmitir a nuestros hijos la memoria, y el ejemplo del más glorioso esfuerzo que pudo inspirar al pueblo americano la heroica virtud de patriotismo”.
El gobierno afirmó que “hoy hace tres años que dejó de ser un crimen nuestra existencia. Tres años de continua lucha nos han enseñado a ser insensibles a todo lo que no sea el amor a la libertad. Y si en medio de los mayores riesgos nuestra fiereza ha igualado al furor de los tiranos, ¿quién se atreverá a excitar en adelante la ira de un pueblo libre? (…) Habitantes de las Provincias Unidas, marchad con rapidez al templo de la gloria: él está abierto para vosotros, y mientras la justicia sea una virtud entre los hombres, esta será siempre la recompensa que obtengan los sinceros amigos de la igualdad.