Sabemos que para llegar hasta aquí las ballenas realizan una de las migraciones más largas del mundo, recorriendo miles de kilómetros desde las gélidas aguas antárticas, hasta la Península Valdés, ubicada en la costa atlántica de Argentina.
Es así, que las ballenas llegan a las costas de Chubut, y específicamente a la Península Valdés, para reproducirse y amamantar a sus crías. Y es que la península es una reserva natural de fauna marina, considerada uno de los principales destinos turísticos de la región.
La concentración más elevada de individuos se observa entre agosto y septiembre, luego de producida la mayoría de los nacimientos. En octubre las ballenas comienzan a migrar hacia sus zonas de alimentación, y ya para diciembre son muy pocas las ballenas que se observan en Península Valdés.
Quienes vivimos aqui quizá no lo asimilamos pero, SOMOS AFORTUNADOS! ya que las ballenas francas australes, llegan a la Península desde mayo, para aparearse y dar a luz a sus crías en aguas más cálidas, y más seguras que las del océano abierto y se quedan por un largo tiempo, es decir, que tenemos un espectáculo único que en temporadas especiales, ha podido disfrutarse todo un semestre. Además, la península les ofrece un lugar tranquilo y resguardado para amamantar a sus crías y prepararlas para su regreso a aguas más frías.
Este espectáculo natural de las ballenas, atrae a muchos turistas cada año, y se ha convertido en una importante fuente de ingresos para la provincia y toda la región. Sin embargo, es importante recordar que debemos respetar el hábitat natural de las ballenas y no interferir con su comportamiento, ya que esto podría poner en peligro su supervivencia.